Te ha pasado, ¿verdad? Tienes un empleado que al principio era entusiasta, motivado y con ganas de comerse el mundo, pero con el tiempo su actitud ha cambiado. Ya no tiene la misma energía, se muestra indiferente o, peor aún, parece que cada día está contando los minutos para irse. Aquí va una verdad incómoda: